martes, 10 de abril de 2012

El origen del calcetín
Calcetines. Calzas. Medias. Cualquiera que sea la denominación que demos hoy a estas prendas relacionadas entre sí, o aunque las intercambiemos en una frase, hay una cosa que no admite duda: originalmente, esos nombres no correspondían a las prendas que designan hoy en día. El calcetín, por ejemplo, era una blanda zapatilla de cuero utilizada en Roma por las mujeres y los hombres afeminados. Las medias cubrían la pierna, pero no el pie, y pasarían cientos de años antes de que acabaran por cubrir toda la extremidad inferior.


La historia de las prendas de calcetería, para hombres y mujeres, se inicia con la aparición de prendas que verdaderamente se “ponían”, en el sentido de una introducción, en vez de servir meramente para “envolver”.

En este sentido, las primeras las llevaron mujeres griegas alrededor del año 600 a.C., y eran unas sandalias muy bajas y blandas, que cubrían principalmente los dedos de los pies y el talón. Llamadas sykhos, se consideraban un artículo vergonzante para el hombre, y se convirtió en uno de los trucos cómicos teatrales predilectos, que con toda seguridad habían de conseguido a un actor las risas del público.

Las mujeres romanas copiaron el sykhos griego y latinizaron su nombre convirtiéndolo en soccus. También esta denominación la usaron los mismos romanos, y designó durante siglos una prenda indispensable en la comedia, tal como los pantalones muy holgados se convertirían más tarde en el atuendo clásico del payaso.

La sandalia soccus fue la antecesora del moderno calcetín que cubre la pantorrilla. Desde Roma, el soccus de cuero blando llegó hasta las Islas británicas, donde los anglosajones abreviaron su nombre en sock. Al mismo tiempo, descubrieron que un soc blando llevado con una bota gruesa protegía el pie contra la abrasión del cuero. Tal es el origen de la moderna palabra inglesa sock. Es interesante señalar que el soccus romano también viajó hasta Alemania, donde lo utilizaron para colocado entre el pie y la bota y abreviaron su nombre en socc, que hasta el siglo pasado significaba tanto una prenda de calcetería como un zapato de modelo ligero.

En los tiempos antiguos, en los países mediterráneos, los hombres llevaban faldas ceñidas al cuerpo y, dado el clima en general cálido, no necesitaban protección adicional para las piernas. Sin embargo, en la Europa septentrional, con su clima mucho más frío, las tribus germánicas llevaban pantalones holgados que les llegaban desde la cintura hasta la pantorrilla y se conocían como heuse. Para procurar más calor, la tela solía reforzarse con cuerda delgada desde la pantorrilla hasta la rodilla, con lo que se evitaba el paso del aire. Este estilo de calzas no era exclusivo de los europeos del Norte. Cuando Julio César guió a sus legiones romanas en la conquista de la Galia, en el siglo 1 a.C., las piernas de sus soldados eran resguardadas del frío y de las espinas y zarzas de los bosques por las hosa, unas protecciones de tela o cuero que se llevaban debajo de la corta túnica militar. La palabra hosa se convertiría en hose en inglés, que durante siglos ha significado unas polainas protectoras que llegaban hasta las pantorrillas.

Es lógico suponer que, con el tiempo, estas polainas se unieron a los calcetines, y con ello se consiguió una nueva prenda: la media, pero en realidad no fue esto lo que ocurrió. El origen de las medias modernas es otro.

¡Impresionante saber que hay cosas de las que no teniamos idea y pueden llegar a ser muy relevantes!

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